Artículo especial

Resiliencia de la cadena de suministro

En un mundo lleno de obstáculos, ¿por qué la resiliencia de la cadena de suministro exige contar con herramientas basadas en datos?


Para cualquier persona involucrada en la gestión de riesgos, resulta muy interesante leer los artículos publicados en enero de 2020 en los que se pronosticaban tendencias clave para la gestión de la cadena de suministro en el próximo año. Muchos artículos hacen referencia a diversos factores que, según se pronosticaba en ese momento, sumarían complejidad al trabajo de los administradores de la cadena de suministro este año: tensiones geopolíticas, incertidumbre económica, cambios en acuerdos comerciales, expectativas y patrones de consumo cambiantes de los consumidores, y variaciones de los costos.

Mark Hermans, director ejecutivo de PriceWaterhouseCoopers, afirmó que, para poder sobrevivir en este entorno, las cadenas de suministro deben ser más ágiles, inteligentes y rápidas, ahora más que nunca.

Lo cierto es que todos sabemos que la mayor interrupción de las cadenas de suministro de la que se tenga memoria —la COVID-19— estaba a la vuelta de la esquina cuando se hicieron estas predicciones. Cualquier complejidad prevista en ese entonces es insignificante en comparación con lo que las empresas finalmente enfrentarían, lo cual demuestra la necesidad de adoptar un pensamiento más amplio cuando se realiza una planificación de riesgos.

En el caso de la resiliencia de la cadena de suministro, muchas empresas se ven forzadas a evaluar su resiliencia y a estudiar con mayor profundidad sus cadenas de suministro. La diferencia esta vez es que hay incluso más factores que deben tenerse en cuenta.

Antes de la COVID-19, ya era evidente que una cadena de suministro lean podía aumentar los riesgos cuando había un cuello de botella. Si bien la globalización de los negocios y la expansión de las cadenas de suministro internacionales han reducido los costos, han mejorado la competitividad de las compañías, han aumentado las opciones y la conveniencia para los consumidores, y han respaldado el crecimiento comercial y económico, en promedio, cada 3.7 años las empresas de todo el mundo experimentan interrupciones de la cadena de suministro que duran un mínimo de un mes, incluso antes de la COVID-19.

Debido a que muchos proveedores tradicionales se vieron afectados durante el confinamiento, se reanuda el debate acerca de la necesidad de diversificarse para abarcar varios países o regiones. Al mismo tiempo, las tendencias como el proteccionismo y la demanda de los consumidores de productos éticos y sostenibles también tendrán un rol clave en nuestras cadenas de suministros en los próximos años.

Las investigaciones muestran que el 91 % de los consumidores desea que las marcas utilicen ingredientes o materiales sostenibles, y el 92 % piensa que las prácticas comerciales sostenibles deberían ser la norma. Más de la mitad de las personas piensa que es importante que los productos se fabriquen en su totalidad con materiales reciclados, según la unidad de Estudios Australianos de Venta Minorista y de Consumo (Australian Consumer and Retail Studies, ACRS) de Monash Business School. 

Los profesionales de la cadena de suministro que buscan líneas de suministro preparadas para el futuro deben lidiar ahora con esta lista interminable de factores a corto y largo plazo. Al hacerlo, pueden garantizar que la interrupción inmediata se reduzca al mínimo y que las soluciones resistan el escrutinio a largo plazo.

Con tantos factores por considerar mientras se reforma la cadena de suministro para atravesar las dificultades y satisfacer las expectativas cambiantes de los consumidores y las partes interesadas en el 2020 y los años posteriores, nunca ha sido tan importante adoptar un enfoque basado en datos para fortalecer las cadenas de suministro. Es la única manera en la que los profesionales de la cadena de suministro pueden implementar una visión holística de los posibles riesgos y oportunidades y, al mismo tiempo, aliviar la carga al tomar decisiones más informadas acerca de una compleja serie de factores.

Esto es fundamental si las empresas desean evitar más interrupciones costosas mientras buscan recuperarse de la pandemia. Según los nuevos datos de McKinsey, para las compañías en la mayoría de las industrias, un impacto prolongado que solo afecte la producción eliminaría entre el 30 y el 50 % de las ganancias anuales antes de calcular intereses, impuestos, depreciación y amortización. Si ese evento afecta los canales de distribución, las pérdidas podrían ser incluso mayores.

Afortunadamente, las nuevas tecnologías hacen posible que se gane más visibilidad al mapear la cadena de suministro extendida, sin que haya una pérdida significativa de la eficiencia. Además, las herramientas basadas en datos, como el índice de resiliencia de FM Global, ayudan a las empresas a identificar los países que brindan las mejores oportunidades en materia de costos, materiales e innovación de una cadena de suministro extendida.

Al calificar a 130 países en función de 12 mediciones relacionadas con la economía, la calidad del riesgo y la cadena de suministro, las empresas pueden comprender el impacto de factores nacionales e internacionales en la resiliencia de un país frente a una interrupción. Con esta herramienta, las empresas pueden considerar una perspectiva de dos a cinco años de la exposición a los riesgos en el momento de planificar las cadenas de suministro y de adoptar medidas sobre el riesgo de desastres naturales y otras cuestiones relevantes, como la visibilidad y las normas de gobernanza corporativa en el centro previsto de su cadena de suministro. 

En un contexto de creciente incertidumbre con posibles repercusiones para sus empresas, los ejecutivos sénior pueden utilizar el índice de resiliencia para comparar rápida y fácilmente los países en los que se encuentran sus proveedores actuales y potenciales, analizar las tendencias de los próximos cinco años y exportar datos para crear informes y presentaciones. Esto constituye un apoyo invaluable a la hora de tomar decisiones acerca de dónde ubicar las cadenas de suministro, desarrollar las operaciones o expandir las instalaciones.

Al haber aumentado la complejidad en 2020 más allá de lo que podría haberse imaginado incluso en enero, una de las decisiones más estratégicas que puede tomar un profesional de la cadena de suministro es determinar qué herramientas utilizará para respaldar su próximo paso. Con el conocimiento y el apoyo adecuados, las empresas pueden integrar de forma proactiva las últimas tendencias a su planificación y volverse más ágiles ante cualquier interrupción.


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